11 de febrero de 2012

Y todo lo que planearan se quedó en nada.

Entonces ella se escapó de casa durante unas horas con la excusa de que le apetecía pasear, tan solo para verle a él, el chico con el que se sentía a gusto y feliz.
Él la esperaba antes de tiempo, y aunque ella llegase cinco minutos tarde, no importaba porque el momento juntos sería perfecto. Cada beso que se daban se convertía en piel erizada y calor, en cariño y pasión, en felicidad.
Las manos frías se rozaban en la piel caliente hasta que los cuerpos se fundían en la misma temperatura unidos por los labios y  por abrazos de verdadera pasión.
Pero tan solo una simple llamada telefónica podría estropear el momento, y así fue. Ella tuvo que regresar corriendo a su casa, pero no sin un último beso. Él se subió a su coche, lo cambió de sentido y lo dejó encendido en medio de la carretera, se bajó, la besó y regresó al coche.
Fue la primera y la última vez que estuvieron juntos a solas después de comenzar a quererse... Quizás fue ella la que decidió alejarse de él, pero él fue el que tomó rienda a esa ruptura; ahora ella vive inmersa en un sentimiento de soledad, vacío y tristeza interior, sin saber nada de él, sin ser capaz de hacer una llamada y preguntarle qué tal... Sin embargo él tampoco se ha preocupado por ella, y ella de rodillas pide en secreto que vuelva.

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