11 de noviembre de 2013

Tu perfume

Me da igual si hueles a perfume o si hueles a calle, olerte me encanta en sí. Si puedo olerte es que estás cerca, que puedo mirarte a los ojos y decirte cuanto te quiero, así sin palabras.  Poder olerte significa que has derrochado minutos de tu tiempo por estar conmigo, significa mil sonrisas. Significa que puedo acurrucarme en ese hueco que tienes entre el pecho y el hombro en el que puedo sentirme como en casa, que puedo transmitirte que me enamore de ti. Así de simple.
Y yo no elegí de ti, pero la primera vez que te besé, nuestros dientes se rozaron por un segundo y fue perfecto. La hora exacta de ese beso eran las 3 y capturé el instante en una foto para que el momento se detuviese para siempre. Y desde entonces cambió mi vida. No existe momento más determinante de mi felicidad que ese.
Una vez le preguntaron a un fotógrafo de guerra, Lewis Hine, por qué había escogido ese oficio. Él respondió que si pudiera contar con palabras todo lo que veía, no necesitaría llevar siempre una cámara de fotos, que ciertos momentos de belleza, de compañía, de felicidad y de amor, estaban más allá de las palabras. Yo también lo creo. Hay cosas que no podemos explicar con simples palabras. Cosas como seguir juntos, sentimientos como el amor y el compromiso o sensaciones como volver a abrazarte. Quizá nuestra vida se compone de imágenes, de momentos congelados en el tiempo para siempre, de decisiones que cambian el rumbo de las cosas, de fotografías fijas guardadas en la memoria que recuerdan cada segundo lo hermoso que es haberte conocido
¿Sabes lo que me gustaría? Estar tumbada contigo sobre la arena mirando el mar calmado de las noches de verano y que empezase a refrescar, y sentir tus manos calientes sobre mi cuerpo. Sentir que detrás de cada abrazo, de cada caricia, de cada beso, ahí estás tú. Para enseñarme que caer no es tan malo siempre que  me vuelva a levantar, para ayudarme a comerme el mundo en mis peores días y para comértelo conmigo en los mejores. Que estás para hacerme locuras, para quererme en medio de la calle y a escondidas, para reír hasta llorar. Que estás para compartir resacas y para reírte de mis tonterías. Para enseñarme que eso de madurar es de frutas. Para que me dé cuenta de que nadie puede superar tu compañía. Para darme los buenos días y las buenas noches. Para sacar lo mejor de cada momento a tu lado.
Y si, muchos dirán que no eres perfecto, pero sí para mí. Así que sigamos juntos, sigue haciéndome locuras, sigue haciéndome reír, sigue enseñándome a ser feliz, sigue demostrándome que tu compañía es la mejor, sigue haciéndome llorar siempre que sea de la risa, sigue deseándome buenos sueños, sigue siendo perfecto para mí. Porque sé que estás ahí. Pase lo que pase, lo vivido es mucho más importante. Porque tú me das mis mejores sonrisas y mis lágrimas de felicidad. No solo eres mi novio, eres mi mejor amigo, esa cosita pequeña a la que puedo contar cualquier cosa. Eres esa persona que se ríe de mis defectos y los convierte en virtudes. Eres el que sabe lo que estoy pensando con solo mirarme, el que me abraza tan fuerte que hace que me sienta dentro de él. Porque la vida es menos difícil si estás a mi lado. Por todo esto y por muchas más experiencias que vendrán, te quiero.